Carlos V pintado por rias Fernández - Muy Noble
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La historia de la Cerveza en España

Descubre desde cuando está la cerveza en España 🍻

La historia de la Cerveza en España

Desde hace un tiempo, anhelaba redactar una entrada que explorara la historia de la cerveza en España. A pesar de las apariencias, la cerveza no ostenta el título de bebida alcohólica predilecta de los habitantes de la península ibérica.

¿Entonces, cuál lo es? Efectivamente, han acertado: el vino. Sin embargo, ello no desmerece el hecho de que la cerveza sea igualmente una de las bebidas más célebres que se aprecia a lo largo y ancho de esta península.

Todos nosotros, desde nuestros primeros años, hemos estado familiarizados con la cerveza como una bebida que siempre se hace presente en toda suerte de eventos, festividades y ocasiones: las ferias de los pueblos, las terrazas estivales, cumpleaños, bautizos, el aperitivo del mediodía de los domingos, y más.

El estado actual de popularidad que disfruta la cerveza es la consecuencia de la evolución de esta bebida a través de siglos de historia, que se inicia prácticamente en la noche de los tiempos, con el ser humano de la era prehistórica.

Aunque un punto de inflexión significativo se manifiesta en el siglo XVI, durante el reinado de Carlos V.

Carlos V pintado por rias Fernández - Muy Noble

La historia de la cerveza en España se desdibuja en cierta medida, y, como he señalado, puede rastrearse hasta la época prehistórica, ya que a lo largo de las últimas décadas, han ido aflorando evidencias que indican que la cerveza ya se consumía en aquellos tiempos. Entre los vestigios de asentamientos prehistóricos que han salido a la luz en diferentes excavaciones a lo largo de nuestra geografía: Genó (Lérida), Ambrona (Soria), entre otros.

En la Hispania romana, también se han hallado pruebas del consumo de cerveza, en los escritos de oradores e historiadores de la época. En ese entonces, la cerveza era una bebida elaborada de manera artesanal a partir del trigo, mezclada con una serie de hierbas que le conferían un sabor astringente y que los habitantes de la era denominaban «celia», o «ceria» en honor a la diosa Ceres.

Tras la decadencia del imperio romano, la cerveza fue relegada a la categoría de bebida de calidad cuestionable. La renuencia de los musulmanes a consumir alcohol, o mejor dicho, su total aversión, contribuyó a que no se buscara una mejora en la cerveza.

No obstante, en la Edad Media, resurgió la producción de cerveza, y como prueba de ello, se encuentra la representación del lúpulo en la iconografía de la catedral de León, añadida en el siglo XIV.

Pero, en realidad, para comenzar a marcar de nuevo un momento importante de la historia de la cerveza en España fue necesario que alguien llegara desde tierras extranjeras para que la calidad de lo que hasta entonces se consideraba poco más que una pócima, experimentara una notable mejora.

¿A quién me refiero? Pues, ni más ni menos que a Carlos V, el auténtico impulsor de la producción profesional de cerveza en España.

Su legado dejó una huella imborrable en la historia de esta noble bebida.

Carlos V, nacido en 1500 en la hermosa ciudad de Gante, ubicada en pleno corazón de Flandes, vivió una adolescencia que lo catapultó al trono de un vasto imperio que desafiaba los límites de la geografía y la imaginación.

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De hecho, se convirtió en el hombre más poderoso de Europa y del mundo en su tiempo, gobernando tierras tan diversas que uno podría perderse al enumerarlas, contribuyendo a crear un antes y un después en la historia de la cerveza en España.

Sin embargo, su acceso al trono ibérico venía con condiciones peculiares: debía aprender a hablar castellano y trasladarse a vivir a Castilla. Aunque esto le parecía razonable, hubo un aspecto que lo atormentaba: la despedida de la exquisita cerveza de su tierra natal. Fue entonces cuando decidió tomar medidas audaces.

Ordenó la contratación de un maestro cervecero centroeuropeo y emprendió la edificación de la primera fábrica de cerveza en España de la que se tiene constancia.

Curiosamente, esta fábrica se erigió a orillas del río Manzanares, seleccionando el lugar por la calidad de sus aguas, a pesar de que Madrid aún no había sido nombrada capital, y las cortes se encontraban en Valladolid, la sede del reino en aquellos tiempos. Carlos V dejó una huella imborrable en la historia de la cerveza en España, un tributo a su pasión por esta noble bebida.

La fábrica cobró vida en el año 1537, elaborando cerveza fría a solicitud del rey, una preferencia que hacía enojar a sus médicos.

Durante los años previos a su muerte, en su retiro en el monasterio de Yuste, en Cáceres, en 1558, la fábrica cerró sus puertas.

Fue entonces cuando surgió el origen de la primera cerveza de abadía española, inspirada en el estilo belga, que hoy podemos encontrar en los supermercados.

En honor a este emperador y su retiro en el monasterio extremeño, el grupo Heineken decidió comercializar «Legado de Yuste».

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Pero regresando al siglo XVI, tras el cierre de la fábrica madrileña, solo una fábrica de cerveza en España permanecía en funcionamiento, situada en Sevilla. Sin embargo, esta situación no perduró mucho.

El sucesor de Carlos V, su hijo Felipe II, ordenó restablecer la producción de cerveza a orillas del Manzanares.

Fue en ese momento que Madrid comenzó a consolidarse como la capital del reino, después de un cambio de sede.

El número de grandes fábricas fluctuaba constantemente a lo largo del tiempo. En 1610, se contabilizaron cinco en Madrid, pero para 1632, quedaban solo dos. En 1663, solo existía una, aunque en 1679, volvieron a ser dos. No obstante, a partir de ese momento, la producción de cerveza nunca desaparecería en España.

Durante el reinado de Felipe IV, se otorgaron privilegios para la elaboración artesanal de cerveza.

Es importante destacar que en esa época, en la mayoría de los casos, se requería un permiso o dispensa del propio monarca para poder producir cerveza.

Aunque la cerveza había logrado arraigarse de manera irreversible en España, su calidad no siempre cumplía con las expectativas.

En muchos casos, distaba mucho de ser sobresaliente, siendo una opción eclipsada por el vino, preferido por las familias acomodadas y la nobleza, a pesar de su proceso de elaboración más delicado.

En algún escrito de la época se llegó a comparar beber cerveza con tomar «orines de rocín con tercianas» debido a su sabor.

Quizás esta metáfora sea un tanto exagerada, pero ninguno de nosotros vivió en esa era para comprobar la veracidad de semejante afirmación. A pesar de su reputación, los impuestos sobre la cerveza aumentaron con el paso de los siglos debido a las crecientes dificultades económicas de la corona para mantener un imperio tan vasto e inestable.

Carlos II, el último monarca de los Austrias, impuso por primera vez un gravamen sobre la cerveza en 1679, con el fin de financiar los gastos de su primer matrimonio.

A partir de 1701, la producción de cerveza se convirtió en un monopolio estatal, lo que resultó en la lamentable clausura de tres destacadas fábricas cerveceras de Santander, a pesar de su notable calidad. Fue un triste giro de los acontecimientos que marcó la historia de la cerveza en España.

La producción de cerveza atravesó varias décadas de altibajos hasta llegar al siglo XIX. Sin técnicas de refrigeración ni un profundo conocimiento del proceso de elaboración, no es de extrañar que la gente de la época buscara alternativas y prefiriera otras bebidas refrescantes, como la horchata levantina o la zarzaparrilla.

Si alguien se aventuraba a beber cerveza, la solución era mezclarla con jugo de limón para suavizar y disfrazar su sabor.

Se pueden imaginar las desafiantes condiciones en las que se encontraba la producción y el consumo de cerveza en aquel entonces.

Sin embargo, se comenzó a augurar un buen futuro de la historia de la cerveza en España,  a mediados del siglo XIX, el cultivo del lúpulo en la península ibérica comenzó a cobrar relevancia, lo que tuvo un impacto significativo en la producción de cerveza. Para entonces, Madrid ya albergaba seis fábricas cerveceras.

A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, la producción se acercaba a los 15 millones de litros, marcando el comienzo de una verdadera revolución cervecera.

Las grandes compañías cerveceras españolas que hoy en día son ampliamente reconocidas hicieron su aparición en ese momento. Fue un capítulo transcendental en la historia de la cerveza en España, que marcó el inicio de una nueva era para esta apreciada bebida.

El consumo evolucionó de manera gradual y positiva, pero esta tendencia de expansión y crecimiento se vio nuevamente interrumpida en los primeros años de la posguerra, como consecuencia lógica de la escasez de materias primas y el limitado poder adquisitivo de una población que se encontraba en un país devastado por la guerra.

A partir de la década de los sesenta, el consumo de cerveza experimentó un resurgimiento notable. La cerveza ya había logrado consolidarse como una bebida refrescante y popular, extendida por todo el país.

A mediados de los años setenta, su ascenso se tornó imparable, coincidiendo con las transformaciones políticas, económicas y culturales de la sociedad española. Hoy, España ocupa el tercer lugar entre los países productores de cerveza en la Unión Europea.

Un viaje de sabores y evolución que ha marcado el lugar especial que la cerveza ocupa en la cultura y el corazón de España.

En nuestro país, la cerveza se consume mayoritariamente con moderación, lo que demuestra que en España sabemos disfrutar de esta deliciosa bebida de manera saludable. Además de reconocer sus propiedades beneficiosas para nuestro organismo, poco a poco los españoles hemos ido dejando atrás la infundada idea de que la cerveza engorda, aunque aún existen quienes mantienen esta creencia errónea.

Si Carlos V ganó peso o padeció de gota, no fue por culpa de esta bebida, ya que la cerveza es una de las opciones con menos calorías, superando incluso a los jugos y los refrescos.

Dentro de las bebidas alcohólicas, es la que posee una graduación alcohólica más baja, a excepción de algunas cervezas escocesas, como las Brewdog.

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Espero que hayas disfrutado con la historia de la cerveza en España… ¡Salud!

Escrito por Muy Noble

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